sábado, 20 de septiembre de 2008

El aún primer secretario

La última reflexión de Fidel Castro, “Los vicios y las virtudes”, no la hace como líder histórico de la Revolución o como el viejo sabio de la tribu. No. Es una arenga desde el cargo que guarda con más recelo, a pesar de enfermedades, operaciones y debilidades. El de primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Un puesto que conserva desde siempre, es decir, desde 1965. Una trinchera con la que Fidel aclara que no ha guardado las botas y que no pretende hacerlo. Una posición con la que marca diferencia con los cargos meramente ejecutivos o administrativos, como el de presidente de los consejos de Estado y de Ministros, que ahora sostiene Raúl Castro. Un anuncio permanente de que no permitirá que ninguna desviación del régimen, ya que él es quien está al frente de la llamada “vanguardia organizada de la nación cubana”.

Con esto en mente Fidel habría escrito: “La lucha es el único camino de los pueblos en la actualidad para alcanzar una comunidad en la cual vivir con justicia social y decoro, la antítesis del capitalismo y los principios que rigen el odioso e injusto sistema. En la dura batalla por esos objetivos, el peor enemigo es el instinto egoísta del ser humano. Si el capitalismo significa la constante utilización de ese instinto, el socialismo es la batalla incesante contra tal tendencia natural. Si otras veces en la historia la alternativa era volver al pasado, hoy tal alternativa no existe. Se trata de una batalla que corresponde librar fundamentalmente a nuestro glorioso Partido”.